Si bien las perspectivas para 2017 son prometedoras en muchos frentes, la asequibilidad de la vivienda amenaza nuestro éxito continuo. Irónicamente, las fortalezas económicas del estado plantean quizás nuestros desafíos más difíciles: abordar la crisis de viviendas asequibles.
En todo Washington, los alquileres y los precios de las viviendas han aumentado más rápido que en casi todos los estados. Somos el tercer estado más caro para comprar una casa, y Seattle es el área metropolitana más cara fuera de California. No hemos estado construyendo suficientes viviendas ni siquiera para tiempos económicos normales. De 2010 a 2015 crecimos en 345,000 personas, pero agregamos solo 103,000 unidades de vivienda. Con un 3.3 por ciento en todo el estado, la tasa de vacantes de Washington es la mitad de lo que los economistas están de acuerdo en que es saludable, y estamos tan bajos como el 1 por ciento en algunas ciudades.
Esta escasez está expulsando a los trabajadores de ingresos medios de las comunidades donde trabajan. Muchos fabricantes en sectores clave, incluidos el aeroespacial, el marítimo y las ciencias de la vida, tienen dificultades para encontrar una mano de obra calificada cerca. Esto está comenzando a afectar nuestra capacidad para reclutar nuevos empleadores en el estado y, si no se controla, eliminará los trabajos de fabricación existentes, ya que a los empleadores les resulta demasiado difícil y costoso cubrir los puestos.
Los datos también nos dicen que la falta de viviendas asequibles aumenta la falta de vivienda. La asequibilidad de la vivienda reemplazó al desempleo como nuestro mayor impulsor de la falta de vivienda. Por cada aumento de $100 en el alquiler, vemos un aumento de hasta el 30 por ciento en la falta de vivienda.
El gobernador Inslee ha invertido $240 millones para combatir la falta de vivienda. Continuamos liderando enfoques innovadores basados en datos, como el realojamiento rápido, la vivienda primero y la entrada coordinada.
La vivienda asequible y la falta de vivienda es un ejemplo conmovedor de la codependencia de la comunidad y el desarrollo económico. En Commerce, lanzamos la Oficina de Jóvenes sin Hogar y abrimos conversaciones importantes sobre políticas de uso de la tierra. Hay muchos debates difíciles por delante en Olympia y Washington D.C. Invito a sus pensamientos y los aliento a participar activamente en los días venideros.